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lunes, 13 de mayo de 2013

La Virgen del Pino

Una de las más antiguas tallas del Archipiélago Canario. 

Con una altura de 104 cm y sosteniéndose en una peana de 30 cm, la talla, atribuida a Jorge Fernández Alemán autor del retablo del Altar Mayor de la Catedral de Sevilla está realizada en madera policromada y data del siglo XV.

Pocos conocen la talla al natural, pues la imagen de la Virgen del Pino va siempre cubierta con alguno de los hermosos mantos de los que dispone. Por tanto, es la bella cara de la Virgen y la candorosa sonrisa del Infante la que reconocemos de inmediato.


La talla de la Patrona de la Diócesis de Canarias posee un gran valor escultórico. Esta talla religiosa de la Edad Media representa a la Virgen con  sus dorados y ondulados cabellos al viento. Destacan además los pliegues de su manto celeste y dorado. 

Fray Diego Henríquez , declaró sobre esta talla y en un manuscrito que se conserva en Londres lo siguiente:

"Lo alto de esta Santa Imagen es una vara y una tercia. Su materia ya está dicho por su boca: el mismo pino en que apareció. Es toda dorada, grabada y estofada. El manto es azul en fondo de oro y cae del cuello por lo anterior de los hombros hasta los pies, más por el lado derecho, por debajo del brazo derecho de la Santa Imagen, dobla un poco hacia el lado siniestro. La túnica es roja; el fondo dorado y hace sus dobleces o plegados sobre el pecho. Del cuello de la túnica, que tiene un dedo de ancho, a la raíz de la garganta de la Santa Imagen, caben tres dedos y algo más, en el cual espacio se descubre la camisa blanca que lo llena, tan sutil, que se trasluce todo el oro del fondo. No se descubre cíngulo, porque los brazos teniendo al Niño ocultan la cintura.—El cabello tendido y todo dorado de puro oro, sin algún esmalte ni otro matiz, del cual caen por lo anterior de los hombros, por cada lado del rostro, una madeja de ondas haciendo punta que llega más baja que el pecho. Todo lo demás del cabello cae por la espalda y del cuello abajo queda debajo del manto que lo cubre, de suerte que no se puede ver más.—El admirable y celeste rostro, lleno sin exceso; el color candido; las mejillas rosadas propiamente; la frente proporcionada y hermosamente espaciosa; los ojos azules y con prudencia rasgados y en punto que miran a todas partes."

Fuente: Wikipedia, Mayo 2013.


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