Querido hermano,
Qué suerte y qué sana envidia que ya estés listo para que al cabo de un año puedas dar tu rollo. Allí estaremos muchos de tus hermanos y amigos para apoyarte, para escuchar tu experiencia y como el Espíritu Santo te iluminó aquellos días de curso cambiaron el sentido de tu vida, el de tu mujer y el de tu familia.
Recibe mucho ánimo y desde aquí te envío un fortísimo abrazo. Que el Espíritu Santo nuevamente te acompañe ante ese nuevo reto que se te presenta y que no deja de ser una prueba más de Dios. Sabrás afrontarla como un hombre y como un cristiano. Todos estamos contigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario